Enrique Gordillo Castillo
La desnudez humana como obra de la naturaleza…
Las fotografías de Claudio Vásquez Bianchi muestran composiciones abstractas de formas pétreas y orgánicas que contrastan con la luminosidad y textura de la figura humana. Es un conjunto de composiciones magistrales que muestran lo orgánico y lo inorgánico de los paisajes volcánicos en etapas de transición: Imágenes surgidas de una maleza escasa que trascienden retorcidamente a troncos de árboles, profundamente marcados por las inclemencias del ambiente, en los que se funden y se integran las figuras humanas. La maestría en la composición se aprecia en la identificación de formaciones pétreas que hacen de hornacinas naturales que, enmarcando los cuerpos, contrastan tonos y texturas. Las figuras recrean el movimiento y el juego de luz y sombra de las formaciones naturales.
El juego de formas abstractas crea ilusiones interesantes. En algún momento nos parece que las vetas de un tronco viejo se transforman en una figura femenina o que un conjunto de formaciones rocosas asciende acompañando a una figura masculina. Es un conjunto de imágenes que muestran la combinación de formas, texturas y tonos en perfecto equilibrio en los que las formas humanas se recrean en las formaciones rocosas, en los árboles y en el paisaje volcánico. Cuestiones de gusto personal: en esta muestra compruebo una vez más la exquisitez de la fotografía en blanco y negro. También compruebo que la apreciación de la desnudez humana, como obra de la naturaleza, sigue siendo una de las más grandes formas de celebración artística…
Mirena Martínez Tuna
El 6 de junio El Attico da la bienvenida a la exposición A-LUMINA, la cual será exhibida hasta el 29 del mismo mes.
La muestra, sin duda alguna, despoja al ser humano de la arrogancia hacia a un mundo que cree suyo. Más allá de una buena técnica en el uso de la luz, captura de la imagen e impresión, las fotografías evocan la génesis de la humanidad, en donde la tierra es el útero y la madre protectora.
La aspereza de la piedra volcánica envuelve un cuerpo desnudo, protegiéndolo, dándole cobijo y refugio. Estas dos fuerzas de la naturaleza confluyen en un escenario en el que parecen reposar, recuperando el vigor para el momento del próximo derroche de energía. Los personajes se funden sobre láminas de metal para mostrarse y llevar a los espectadores lo que el autor, Claudio Vásquez Bianchi, captó con su lente lúcida y sus limpias composiciones.
Están invitados a ser testigos de una exposición en la que convergen la rudeza y la fragilidad en un solo rostro, el de la naturaleza desnuda.
Back to Top